Si te dañan, confía…

Hay personas que muy pocas veces han sido dañadas. No es mi caso.

No sé qué tengo, me encantaría saber que es mi responsabilidad, para así saber qué hacer para evitarlo. Hasta hoy sólo aprendí a tener mucho más ojo y cuidado a la hora de confiar mi vida a alguien. Fui inocente o ingenua, lo sé, quise confiar y pensar que me rodeaba de personas también sanas. ¿Pero saben algo? Ha sido una bendición tener todas esas experiencias… haber conocido la maldad, hoy me permite ayudar a otros. Gracias a esa vivencias, tengo historias que contar y consejos para dar, y esa es mi misión en esta vida. Si no hubiese conocido toda la fauna con que me he topado, no podría aconsejar a nadie cómo abrir los ojos ante la realidad de la vida…

Hoy solo puedo dar un mensaje de esperanza. Cada vez que alguien me ha hecho mal, al poco tiempo he recibido lo hermoso que merecí. Puede sonar cursi o cliché, pero gústele o no a quien lo lea, es la más pura y santa verdad. Tan pero tan así, que antes me lamentaba cuando sufría una decepción, y hoy lo agradezco desde lo más profundo de mi alma, porque sé con una certeza inigualable, lo maravilloso que viene en camino… Alguna vez me despidieron injustamente de un trabajo, y lo digo hoy, cuando ya pasó mucha agua bajo el puente, cuando ya no estoy con la emoción a flor de piel y veo en perspectiva todo lo ocurrido. Al comienzo no podía creer que “los malos hubieran ganado” -yo sabía hacía meses que estaban preparando mi salida por un resentimiento personal, no por causas realmente ligadas a mi rendimiento, el cual estaba a la vista- y toooda la gente que me conocía me decía “tranquila, es por mejor”, “un trabajo perfecto está por llegar”, “cuando se cierra una puerta, se abren dos”. Yo, aferrada a la rabia, pensaba: “¡típicas frases de consuelo barato!”, “¡es imposible encontrar otro trabajo con las mismas condiciones así de fácil!”, ¿y saben qué? al  mes ya estaba en un trabajo mejor en TODO SENTIDO: mejor horario, mejor sueldo, y donde podía usar todas mis capacidades y conocimientos al servicio de  la gente, siendo además escuchada en mis propuestas . Mi sensación trasmutó del aferramiento a: “¿¡por qué no me despidieron antes!?, ¡ese trabajo no era para mi! ¡debí haber renunciado antes de que el mal clima laboral me enfermara a mi y a mis compañeros!

Lo mismo sucede cuando conocemos una persona que lejos de ser un aporte a nuestra vida, sólo nos muestra que  “la maldad existe”. Vivimos atemorizados, porque algo en nuestro interior nos dice que esa persona es destructiva, pero no queremos creerlo hasta ver “al demonio en acción”. Sufrimos por anticipado pensando lo mal que nos vendría una decepción. ¿Pero te digo algo? Cuando esa decepción llega, si la asumes y comprendes que las personas oscuras existen, te liberas. Te liberas de un karma ajeno, te liberas de su mala energía (es contagiosa, cuando esa gente forma parte de tu vida, te empieza a ir mal, peleas con tu familia, amigos, jefes, etc), y de repente, en un instante, lo maravilloso llega a tu vida.

Sólo puedo aconsejar que cuando veas que la decepción toca a tu puerta, le permitas a su autor irse de tu vida. Apenas dejes ese espacio libre, lo bueno llegará… si te aferras, sólo eternizas el drama y agrandas el agujero que ya ha dejado en tu alma. ¡Suelta! soltar un mal trabajo, un mal momento o a una mala persona, es lo más liberador que experimentarás en la vida, y creas o no en  Dios o en la justicia divina, te digo  y te AFIRMO que esta llega. Desde el momento mismo en que te sacas el velo de los ojos, ten certeza de que es porque algo divino te está ayudando a que veas la verdad y te alejes del daño que carcome tu hermosa y digna existencia. Cuando te enteras de un engaño, traición, decepción, es porque todo en el universo está confabulando a tu favor…

Todo lo que te digo, se presenta solo cuando has hecho el bien, es decir, no has provocado el daño que has recibido..

Si recibes daño injustamente, confía… la vida te sonreirá

Y si has hecho mal y recibes daño, también confía… la vida te seguirá dando duro e impidiendo tu felicidad hasta que asumas tu oscuridad, te arrepientas y cambies por completo tu forma de sentir y tratar a los demás.

Doy GRACIAS porque la justicia divina sí existe y la veo a diario con mis propios ojos…

Leave a comment